Nací en la parte italiana de Suiza, de madre Italiana y padre suizo Francés. Al escuchar dos idiomas desde la infancia, me resultó natural seguir agregando nuevos idiomas más adelante… en total son siete los que hablo, algunos mejor que otros! Mis padres eran profesores en escuelas secundarias y me prometí no seguir el mismo camino… sin embargo tuve desde la adolescencia una clara inclinación hacia la enseñanza. Sólo que…. no quería entrar “en el sistema” y tardé un tiempo en descubrir cómo ejercer esta vocación docente. Después de ejercer diferentes profesiones cuyo único objetivo era permitirme viajar y descubrir el mundo, me “iluminé” un buen día, al comprar de forma completamente intuitiva un libro de Shiatsu, una terapia oriental con la cual no había tenido ningún contacto previo.
Fue amor a primera vista y siguiendo esa luz, encontré la Escuela Internacional de Kiental, en los Alpes Suizos, donde me formé y me recibí de Terapeuta Shiatsu. A la vez estudié en la Facultad de Letras de la Universidad de Ginebra, lo que me permitió obtener dos becas otorgadas por el ministerio de Educación de Japón y de esa manera viví tres en Tokio. Allí pude seguir indagando en el Shiatsu, experimentándolo en su país de origen. La experiencia fue muy intensa y rica, ya que me empapé de una cultura y forma de pensar que me transformaron y siguen influenciando mi propia filosofía y cosmovisión.
A la luz de lo aprendido con profesores occidentales y maestros orientales y después de practicar unos años, desarrollé mi propia forma de transmitir el arte del Shiatsu. Curiosamente, fue en Japón donde comencé a dar clases de Shiatsu, casi en contra de mi propia voluntad, a pedido de un grupo de estudiantes internacionales – mis colegas becarios – quienes habían recibido mis sesiones y decidido que preferían mi enseñanza a la de los maestros locales. La experiencia fue fabulosa y la vida me estaba demostrando que iba por buen camino: tuve otro chance de enseñar en Filipinas, a grupos de personas de escasos recursos, a modo de aporte voluntario.
Recorriendo Asia llegué a Tailandia, en búsqueda del masaje tailandés, en aquella época (1992) todavía poco conocido entre los Occidentales. Me enamoré del país y del arte del Nuad, el masaje tradicional que pude estudiar en Chiang Mai en el Viejo Hospital, la única escuela abierta a extranjeros en aquel entonces.
Volví a Europa y me quedé un tiempo para prepararme mejor a enseñar las artes que venía practicando. En la Escuela de Kiental me desempeñé como asistente y traductora, pudiendo acompañar a grandes maestros de Shiatsu y Macrobiótica.
En 1994, ya instalada en Argentina, abrí mis primeras formaciones en ese país. En paralelo seguí estudiando y viajando, organizando además cursos para maestros extranjeros que invité a Buenos Aires. Así pude convocar a Ohashi, renombrado maestro de Shiatsu con el cual había estudiado en Japón y en Italia.
En el año 2000 organicé un primer curso de Jahara®, terapia acuática y sentí que comenzaba de cero, que tenía todo para aprender. El Jahara® ocupó con el tiempo un espacio cada vez más amplio en mi vida profesional, a la vez que su práctica influenció mi trabajo en tierra. Me convertí en profesora de Jahara® en 2006, actualmente es la disciplina menos conocida que enseño, con la esperanza de darla a conocer a cada vez más personas e instituciones.
En 2014 dejé de vivir de forma continua en Argentina, manteniendo activa mi Escuela gracias a un equipo de personas que ponen su entusiasmo y su corazón en este proyecto. Viajo por el mundo, incluyendo Argentina, Chile, Ecuador, países donde mi Escuela sigue avanzando. Mi residencia está ahora en Portugal, compenso los 20 años transcurridos en la Capital argentina con una vida en pleno campo, debajo de un cielo estrellado que llama a la relajación y la meditación. Aquí es donde comparto retiros y cursos, cuando no estoy recorriendo el mundo!
En 2017 publiqué mi primer libro, “Los Cinco Rostros de la Unidad”, (Ed. TOL en Argentina y Hakabooks en España) donde cuento algunas de mis experiencias personales y profesionales bajo el prisma de los cinco elementos de la Medicina Oriental. Me divertí mucho al escribirlo y espero poder ofrecerlo en otros idiomas en el futuro!
Hoy en día, año 2019, puedo decir que todas las disciplinas estudiadas me han tocado profundamente, que he tenido maestros magníficos en cada una. Además de las que enseño, me he formado en varias, entre otras, Yoga, Constelaciones Familiares, Psicología Transpersonal y Danza Primal. Por ahora sigo con la exploración: en mi quinto viaje a Tailandia me inicié en Chi Nei Tsang, masaje abdominal profundo. Sigo disfrutando de cada clase y taller, de cada persona que se acerca con curiosidad y apertura, sigo agradeciendo día tras día a todos mis pacientes, alumnos, compañeros, a quienes organizan mis cursos y trabajan conmigo, permitiendo que el sueño siga vibrando y tocando la vida de muchos seres. Mis pasiones se han mantenido, los viajes y las terapias, la enseñanza y el ser humano, con sus múltiples capas, su cuerpo y su espíritu, su grandeza y sus miserias.